Incapacidad Permanente por Distimia
A continuación te mostramos un índice de contenido sobre la distimia:
DEFINICIÓN: QUÉ ES LA DISTIMIA
La distimia es un trastorno depresivo persistente; esto es, un tipo de depresión continua y crónica. Sus síntomas son similares, aunque menos intensos, que los de la depresión mayor.
Este trastorno afectivo o del estado de ánimo afecta al cuerpo, a los pensamientos y a la vida social, familiar y laboral de quien la padece, llegando a repercutir en la alimentación, en el sueño y en la percepción de la realidad.
Según el Estudio ESEMeD-España, la distimia es el tercer tipo de trastorno mental más frecuente en la población española, afectando a casi un 1,5% de la población. Su incidencia es hasta cinco veces superior en las mujeres.
Diferencias entre distimia y depresión mayor
La depresión mayor y la distimia son dos trastornos depresivos, pero hay una serie de diferencias entre ambos:
- Duración: la depresión mayor tiene una duración mínima de 2 semanas (momento en el cual ya se puede realizar el diagnóstico), mientras que la distimia dura como mínimo 2 años en los adultos y 1 año en el caso de los niños y adolescentes.
- Intensidad de los síntomas: mientras que en la depresión mayor los síntomas son más intensos, en la distimia, aunque la duración sea más larga, los síntomas son de menor intensidad.
- Edad de aparición: la distimia suele aparecer a edades más tempranas (a partir de los 20 años) que la depresión mayor (entre los 30 y 40 años).
- Episodios: los episodios (períodos de 2 semanas en los que se cumplen los criterios diagnósticos para la depresión) no existen en la distimia.
- Interferencia en la vida cotidiana: en la depresión mayor la interferencia es mucho más importante.
¿La distimia es incapacitante?
Debido a que la distimia es un tipo de depresión crónica y persistente, que puede durar dos años o más, puede ser muy incapacitante para quien la padece, llegando a afectarle tanto en el plano personal como en el social, siendo causa frecuente de baja laboral.
No es menos cierto que la distimia es muy comúnmente una secuela derivada de otra patología, lo que aumenta el grado de discapacidad y posibilita la obtención de una incapacidad permanente, siempre que existan y puedan probarse las limitaciones funcionales para el correcto ejercicio de la actividad profesional.
CAUSAS DE LA DISTIMIA
Se desconoce la causa exacta de la distimia, aunque psiquiatras y médicos coinciden en señalar que puede deberse a una combinación de factores biológicos, genéticos y ambientales.
Entre los factores de riesgo figuran los siguientes:
- Predisposición genética: tener un familiar consanguíneo que padezca un trastorno depresivo mayor u otros trastornos depresivos aumentaría el riesgo.
- Procesos químicos del cerebro: desequilibrios en los neurotransmisores.
- Estrés crónico.
- Soledad: especialmente en el caso de los ancianos.
- Alcoholismo.
- Factores psicosociales: atravesar por situaciones traumáticas o estresantes, como la pérdida de un ser querido o problemas económicos.
- Tener antecedentes de otros trastornos de salud mental.
SÍNTOMAS DE LA DISTIMIA
La distimia se caracteriza por una tristeza y sufrimiento emocional constante durante todo el día. Una persona con trastorno depresivo persistente suele perder el interés por las actividades de su vida cotidiana, al tiempo que se siente desesperanzada, improductiva y con la autoestima baja. Es habitual que no se entusiasme incluso en momentos de felicidad, por lo que a ojos de los demás será percibida como negativa y pesimista.
Los síntomas más comunes de la distimia son:
- Falta de interés en los quehaceres diarios.
- Tristeza y sensación de vacío.
- Anhedonia (pérdida de la sensación de placer).
- Desesperanza.
- Abulia: falta de energía y motivación.
- Astenia: sensación de fatiga constante.
- Baja autoestima, autocrítica o sentimiento de inutilidad.
- Dificultad para concentrarse y tomar decisiones.
- Irritabilidad o enojo excesivo.
- Disminución de la actividad, eficacia y productividad.
- Aislamiento y retraimiento social.
- Sentimiento de culpa y preocupación excesiva por hechos del pasado.
- Falta de hambre o, por el contrario, apetito voraz.
- Trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia).
Se calcula que más del 75% de las personas afectadas por distimia padecen otra patología crónica.
TRATAMIENTO DE LA DISTIMIA
El tratamiento de la distimia consiste en la combinación de medicamentos antidepresivos y psicoterapia. Los tipos de antidepresivos utilizados con más frecuencia para tratar el trastorno depresivo persistente son:
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
- Antidepresivos tricíclicos.
- Inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina.
Los diferentes tipos de psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual, suelen ser muy útiles para identificar los problemas que contribuyen a la depresión y cambiar las conductas negativas, aliviar los síntomas y recuperar el control y la satisfacción de la vida.
ÚLTIMOS AVANCES EN DISTIMIA
Para la distimia, casi más importante que los avances en psicofármacos son los métodos psicológicos para abordar el comportamiento y los hábitos del paciente. En ese sentido, se han dado grandes pasos en terapias como la reestructuración cognitiva, que propicia que el paciente se cuestione sus creencias acerca de sí mismo, contribuyendo así a mejorar su autoestima.
Otra de las herramientas que se utilizan en terapia psicológica contra la distimia es la activación conductual, por medio de la cual se crean contextos en los que el paciente se vea involucrado en tareas estimulantes que le permitan romper el ciclo de sedentarismo y pasividad. Esto sirve para combatir dos de los síntomas más habituales de la distimia: la astenia y la abulia.
ASESORAMIENTO JURÍDICO Y LEGAL
En nuestro país cada vez es más frecuente que se solicite el reconocimiento de incapacidades permanentes por trastornos depresivos o de ansiedad. Esto representa una mayor sensibilización por parte de la sociedad y de los tribunales.
Por lo tanto, si vas a solicitar una incapacidad permanente absoluta por distimia, debes saber que los tribunales han reconocido estas situaciones con anterioridad.
No hay que olvidar que la depresión es una dolencia de difícil valoración, no sólo por su falta de diagnóstico objetivo (los informes de los especialistas médicos pueden llegar a ser confusos y dar lugar a disparidad de criterios), sino también por la falta de acreditación de la limitación funcional. Con todo, por parte de los tribunales hay una tendencia cada vez más generalizada a considerar la depresión como secuela de carácter invalidante.
La importancia del informe pericial psicológico
En los informes médicos deberán constar fehacientemente los impedimentos y disfunciones derivadas del proceso patológico, dejando claro que impiden el desarrollo de las funciones laborales. De ahí la importancia del informe pericial psicológico en estos casos.
La base sobre la que se apoya el peritaje psicológico es la comparación entre los requisitos de las funciones básicas de la profesión u oficio y el perfil de las capacidades individuales del trabajador para desempeñar dichas funciones. Este informe psicológico pericial se podrá utilizar como una prueba más en el caso de no obtener el resultado esperado por vía administrativa y sea necesario recurrir a la vía judicial.
También conviene recordar que los trastornos depresivos y/o de ansiedad muchas veces van asociados al padecimiento de otras patologías que provocan los mismos, y, por lo tanto, a la hora de valorar las secuelas hay que hacerlo como suma de afecciones.
FAQs sobre incapacidad, grado de discapacidad y otros por distimia
¿Aún te quedan dudas en materia jurídica y legal? Respondemos a tus preguntas.
Como cualquier enfermedad, lo que determina el tipo de incapacidad laboral es cómo afectan las secuelas a tu capacidad para trabajar.
Como hemos dicho anteriormente, en nuestros días se han obtenido sentencias favorables de incapacidad laboral por depresión y distimia. Cuando el INSS ha concedido la incapacidad, la mayoría de las veces ha consistido en una incapacidad permanente total para la profesión habitual, y en algunos casos, la mayor parte en vía judicial, una incapacidad permanente absoluta. También es verdad que, en multitud de ocasiones, los trastornos depresivos suelen venir acompañados de otras patologías que pueden agravar el estado de salud de la persona afectada, alcanzando en algunos casos graves una Gran Invalidez.
Si ha existido algún tipo de agravamiento de las secuelas de la distimia o has desarrollado una nueva patología, puedes solicitar una revisión de grado por agravamiento para obtener la absoluta o la gran invalidez, de modo que tu pensión se vería incrementada sensiblemente.
El importe de la pensión depende del grado de incapacidad laboral que obtengas. Si se trata de una total el cálculo se realiza sobre las bases de cotización de los últimos 8 años y, por ejemplo, si tu salario bruto ha sido de 1.500 euros al mes de media, entonces cobrarás una pensión del 55% de los 1.500 euros; es decir, 825 euros brutos, y del 75%, es decir, 1.125 euros brutos, a partir de los 55 años si no estás trabajando en otro empleo que sea compatible con la pensión.
Si se trata de una absoluta el cálculo se realiza igual que en el caso anterior, así que con el mismo ejemplo de salario entonces cobrarás una pensión de 1.500 euros netos ya que no está sujeta a retención.
En el caso de obtener una gran invalidez, además del importe de la absoluta, cobrarás un complemento de mínimo el 45% y hasta un 90% aproximadamente. Es decir, si nos fijamos en el ejemplo anterior, una persona que haya estado cotizando de forma estable en base a 1.500 euros puede llegar a cobrar una pensión de mínimo 2.175 euros y hasta aproximadamente 2.850 euros.
Además, si una persona ha estado cotizando las bases máximas de cotización, las pensiones por gran invalidez pueden superar incluso los 4.500 euros, ya que, aunque la pensión máxima para 2024 es de 3.181,60 euros netos, el complemento de gran invalidez se calcula sobre la base de cotización, así que podemos obtener pensiones de un altísimo valor económico para una gran invalidez y, por supuesto, tampoco están sujetas a retenciones.
En el caso del grado de discapacidad, lo que se mide es cómo te afectan las secuelas de la enfermedad a todos los aspectos de tu vida diaria, desde que te levantas hasta que te acuestas, incluidas tus relaciones laborales, sociales, familiares, etc.
En este caso dependerá del grado de avance de la enfermedad y de sus secuelas, pero lo normal es que con un grado de afectación moderada se pueda obtener el mínimo del 33%, y en los casos más graves, cuando además de la distimia concurren otras patologías, se supere el 65%.
Nuestros abogados especialistas en discapacidad te asesorarán sobre cualquier duda legal que te pueda surgir.
La dependencia mide cómo afectan las secuelas de la enfermedad a la realización de los actos básicos de tu vida diaria: higiene, alimentación, desplazamiento, etc., así que, en los casos avanzados de la patología, cuando ataca a varios órganos o gravemente a alguno de ellos, se puede obtener cualquiera de los 3 grados de dependencia; esto es, dependencia moderada, severa o gran dependencia.
No, la empresa no se va a enterar de que estás tramitando la incapacidad laboral, excepto que tú mismo se lo digas y, por supuesto, no estás obligado a informar de que la estás solicitando. Es una información absolutamente confidencial.
No es obligatorio esperar a agotar los plazos de la baja médica para solicitar la incapacidad laboral; es más, es preferible no esperar a agotarlos, ya que, de esta manera, si la solicitud la haces tú sin esperar a que la inspección intervenga, serás tú mismo quien tenga el control de tu expediente sabiendo en cada momento qué documentos quieres presentar en la solicitud, etc.
Lo que sí es siempre recomendable es que estés muy bien informado de los pasos a seguir y qué documentos te favorecen y cuáles no y, a ser posible, que te pongas en manos de abogados especialistas en incapacidad laboral permanente.
Sí. Si aún no has cumplido los 65 años, puedes solicitarla, y además están en la obligación de dártela y, por lo tanto, lo normal es que obtengas una pensión superior a la que estás cobrando actualmente.
En el caso de haber superado los 65 años de edad se podría intentar, pero el caso se complica y habrá que acudir con absoluta seguridad a los tribunales de justicia siempre que podamos demostrar que el hecho causante es anterior a la edad legal de jubilación.
Gracias a una reciente sentencia ganada por Fidelitis en el Tribunal Constitucional se ha conseguido garantizar este derecho, de tal manera que aunque estés jubilado por coeficientes reductores, si no has alcanzado la edad legal de jubilación, puedes solicitar una incapacidad permanente.
Es preciso señalar que tanto la Seguridad Social como los Juzgados de primera instancia del TSJ y del Tribunal Supremo querían cercenar este derecho, pero nuestra lucha y nuestro compromiso en lo que creemos hizo que llegáramos hasta el Tribunal Constitucional, momento en el que nos dieron la razón.
Aquí tienes más información sobre jubilación anticipada por enfermedad crónica.
El Real Decreto de marzo de 2019 trata sobre la adaptación del puesto de trabajo e insta a hacer un esfuerzo para que las personas que sufren una determinada enfermedad (en este caso, distimia) traten de obtener mejoras en sus puestos de trabajo en términos de flexibilidad horaria, teletrabajo, adquisición de herramientas tecnológicas, mayor luminosidad, etc., pero la realidad es que se trata de un traje a medida para cada trabajador y empresa.
En estas circunstancias se abre un espacio de negociación con el empresario que debe demostrar que ha realizado sus máximos esfuerzos para realizar dicha adaptación, pero no significa que para ello deba hipotecar, por ejemplo, su viabilidad financiera.
Por este motivo, lo mejor es hacer un análisis pormenorizado de las necesidades y de las posibilidades de la empresa para tratar de llegar al mejor escenario posible para el empleado acorde con las posibilidades de la empresa.
La Ley General de la Seguridad Social dice exactamente que puedes hacerlo siempre y cuando tu nuevo trabajo esté especialmente adaptado a las secuelas de tu enfermedad.
Si tienes una total no hay problema. Lo único que no puedes hacer es desarrollar las mismas tareas que hacías en el trabajo que desarrollabas cuando te dieron la incapacidad laboral.
Pero en el caso de la absoluta o la gran invalidez, la experiencia nos dice que puedes hacerlo únicamente en centros especiales de empleo que, efectivamente, cumplan con estos requisitos y, además, realizando obviamente los trámites adecuados ante la Administración para compatibilizar pensión por incapacidad laboral y nuevo empleo.
Claro que puedes denunciarlo. Además, debes hacerlo para tratar de que no les suceda a otros en el futuro. Dependiendo del tipo de discriminación a la que hayas sido sometido, el procedimiento y el organismo es diferente, desde Instituciones Públicas como Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, etc., pasando obviamente por llevar al infractor ante los tribunales de justicia.
El acoso laboral es otro tipo de discriminación que, además, dependiendo del grado, puede incluso estar tipificada como delito penal.
Lo primero que debes hacer es documentar el acoso con todo el material del que dispongas (emails, grabaciones, testimonios, etc.) para, a continuación, ponerlo en manos de un abogado especialista en acoso laboral que te ayude a poner fin al hostigamiento y te proteja dentro de tu entorno laboral.
ASOCIACIONES CON LAS QUE COLABORAMOS
En Fidelitis colaboramos y prestamos cobertura jurídica a las principales asociaciones españolas de depresión y distimia.
Si necesitas ayuda o quieres que intercedamos por ti, contacta con nosotros en consultas@fidelitis.es facilitándonos tus datos personales y tu localidad.
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