Incapacidad Permanente por Depresión Mayor
A continuación te mostramos un índice de contenido sobre la depresión:
DEFINICIÓN: QUÉ ES LA DEPRESIÓN
La depresión, también llamada depresión clínica o trastorno depresivo mayor, es una alteración del estado anímico que causa angustia y pérdida de interés. Se trata de un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) que, en mayor o menor medida, también provoca síntomas de tipo cognitivo, conductual y somático, dando lugar a una variedad de problemas físicos y emocionales.
Las personas exigentes, responsables, con baja autoestima, perfeccionistas, con un elevado sentido del deber y baja tolerancia al fracaso, y con esquemas vitales muy rígidos, tienen una mayor predisposición a sufrir depresión.
Para recibir un diagnóstico de depresión, los síntomas deben estar presentes la mayor parte del día y durante al menos dos semanas.
La depresión se puede iniciar a cualquier edad, aunque su mayor prevalencia se da entre los 15 y 45 años, con una incidencia superior en mujeres que en hombres. La sintomatología del trastorno suele guardar estrecha relación con la edad: mientras que los jóvenes habitualmente manifiestan síntomas de la conducta, los adultos mayores tienden más a somatizar.
Tipos de depresión
Los dos tipos más frecuentes de depresión son:
- Depresión mayor (o grave): cuando se tienen síntomas depresivos la mayor parte del día, casi todos los días, durante por lo menos dos semanas y éstos interfieren con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y disfrutar de la vida.
- Trastorno depresivo persistente (o distimia): cuando se tienen síntomas de depresión que duran al menos dos años. A lo largo de ese período de tiempo puede tener momentos de depresión mayor junto con épocas en las que los síntomas son menos graves.
Existen otras formas reconocidas de depresión que atienden a circunstancias excepcionales:
- Depresión perinatal o posparto: las mujeres con depresión perinatal sufren de depresión mayor durante el embarazo o después del parto.
- Trastorno disfórico premenstrual (TDPM): estos síntomas depresivos surgen una semana antes de la menstruación y desaparecen después de menstruar.
- Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo: en los niños, este trastorno del estado de ánimo comprende irritabilidad y enojo crónicos con berrinches exacerbados y frecuentes. Por lo general, esta alteración se transforma en trastorno depresivo o de ansiedad durante la adolescencia o la edad adulta.
- Trastorno afectivo estacional (TAE): ocurre con mayor frecuencia durante las estaciones de otoño e invierno, y desaparece durante la primavera y el verano, muy probablemente debido a la falta de luz solar.
- Depresión mayor con características psicóticas: sucede cuando una persona padece de depresión con una falta de contacto con la realidad (psicosis).
La depresión también puede ser una de las fases del trastorno bipolar (conocido previamente como síndrome maníaco depresivo). Sin embargo, las personas con trastorno bipolar se mueven entre estados de ánimo extremos (de gran euforia o de irritabilidad) llamados "manías" o una forma menos grave llamada "hipomanía".
Baja laboral por depresión
Existen dos grandes tipos de baja por depresión:
- Contingencias comunes: cuando la depresión se ha originado por causas ajenas a la actividad laboral (problemas personales, familiares o económicos). El médico de cabecera será el encargado de acreditar la depresión y reconocer la baja correspondiente.
- Contingencias profesionales: cuando la depresión se explica por motivos relacionados con el trabajo. Algunas de las causas más habituales son el mobbing o acoso laboral y el estrés. Esta incapacidad laboral se gestiona a través de la Mutua.
¿Cuánto tiempo se puede estar de baja por depresión?
Un trabajador puede permanecer hasta un máximo de 12 meses en situación de baja laboral por depresión. Ésa es la duración mínima establecida. Ahora bien, si transcurrido ese tiempo el médico de cabecera o el de la Mutua apreciaran que concurren diferentes circunstancias que justifican la ampliación de la baja, ésta podría prolongarse 6 meses más con carácter excepcional. Una vez agotados esos 18 meses, si el trabajador siguiera sin estar recuperado, sería remitido al Tribunal Médico para conceder una posible incapacidad permanente.
Cobrar una paga por depresión
La depresión mayor es motivo de incapacidad permanente, aunque no siempre se concede, ya que en última instancia dependerá de lo que digan los informes médicos y de la coocurrencia de otras patologías (algo, por desgracia, cada vez más común).
Debes saber, no obstante, que la incapacidad por depresión es una situación perfectamente legal y plausible que en la mayoría de los casos da derecho a percibir una paga o prestación económica. El subsidio por incapacidad por depresión se te pagará mientras que estés en situación de baja temporal por un máximo de 365 días prorrogables por otros 180 días cuando se presuma que durante ese período de tiempo puedas recibir el alta médica por curación.
Las baja laboral por depresión tiene el mismo tratamiento salarial que el resto de bajas médicas concedidas por cualquier otra patología.
CAUSAS DE LA DEPRESIÓN
Las causas de la depresión pueden ser muy variadas, pero la bioquímica juega un papel determinante. Las personas deprimidas muestran niveles muy altos de cortisol y de varios agentes químicos que actúan en el cerebro, como los neurotransmisores serotonina, dopamina y noradrenalina.
La depresión puede estar causada por motivos familiares, por pérdidas emocionales muy profundas, pérdida del trabajo o falta de capacidad de adaptación a determinados cambios.
Hay una serie de factores que pueden ayudarnos a comprenderla:
- Diferencias biológicas. Las personas con depresión experimentan cambios físicos en el cerebro. La importancia de estos cambios aún es incierta, pero con el tiempo pueden ayudar a identificar patrones.
- Química del cerebro. Investigaciones recientes indican que los cambios en la función y el efecto de los neurotransmisores y la manera en que interactúan con los neurocircuitos involucrados en mantener la estabilidad del estado de ánimo pueden desempeñar un rol importante en la depresión y su tratamiento.
- Hormonas. Es posible que los cambios hormonales intervengan a la hora de causar o desencadenar la depresión. Estos cambios hormonales pueden presentarse durante el embarazo o durante las semanas o meses posteriores al parto (posparto), así como por problemas de tiroides, menopausia u otros trastornos.
- Rasgos hereditarios. La depresión es más frecuente en personas cuyos parientes consanguíneos también hayan padecido este trastorno. Los investigadores están buscando genes que puedan intervenir en el origen de la depresión.
Factores de riesgo
Existen una serie de factores que aumentan el riesgo de sufrir una depresión:
- Situaciones traumáticas o estresantes, como maltrato físico o abuso sexual, la muerte o la pérdida de un ser querido, una relación difícil o problemas económicos.
- Antecedentes de otros trastornos de salud mental, como un trastorno de ansiedad, de la alimentación o de estrés postraumático.
- Las enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales, y la posible asociación con el consumo de alcohol y tabaco.
- La presencia de enfermedad cardiaca y diversas patologías endocrinas, como la diabetes, el hipo o hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, la enfermedad de Addisson y la amenorrea hiperprolactinémica.
- Ciertos medicamentos, como los que se indican para la presión arterial alta o las pastillas para dormir.
- También se ha descrito una asociación entre migraña y depresión, de manera que los pacientes con depresión mayor presentaban mayor riesgo de sufrir migraña y viceversa.
- Por último, los familiares de primer grado de pacientes con trastorno depresivo mayor tienen el doble de probabilidades de presentar depresión que la población general.
La depresión es la cuarta causa principal de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años.
SÍNTOMAS DE LA DEPRESIÓN
La tristeza representa sólo una pequeña parte de la depresión, y es posible que algunas personas con depresión ni siquiera se sientan tristes. Además, los síntomas suelen ser diferentes para niños, adolescentes y adultos mayores. Si bien puede producirse una sola vez en la vida, por lo general las personas tienen varios episodios de depresión. Durante estos episodios, los síntomas se producen durante gran parte del día, casi todos los días y pueden consistir en:
- Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío.
- Sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia.
- Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración.
- Pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales, lo que incluye las relaciones sexuales, los pasatiempos y los deportes.
- Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado.
- Cansancio y falta de energía.
- Falta de apetito y adelgazamiento, o más antojos de comida y aumento de peso.
- Ansiedad, agitación o inquietud.
- Lentitud para razonar, hablar y ejercitar movimientos corporales.
- Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas.
- Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos de suicidio.
- Dolores y molestias, como dolores de cabeza y calambres, o problemas digestivos, sin una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento.
En algunos pacientes estos síntomas pueden ser lo suficientemente graves como para causarles problemas en el trabajo, la escuela o en sus relaciones sociales y afectivas.
TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN
El tratamiento contra la depresión es de dos tipos: farmacológico y psicoterapéutico. Dependiendo de la naturaleza y gravedad del trastorno, puede ser necesario uno u otro, o una combinación de ambos.
Por lo general, el tratamiento farmacológico es necesario. En una primera fase se medica de forma intensa al paciente para conseguir que los síntomas remitan, pudiéndose iniciar así el proceso de recuperación. En una segunda fase se suministran fármacos para impedir la manifestación de la enfermedad.
Los antidepresivos se utilizan para corregir desequilibrios en los niveles de las sustancias químicas del cerebro, en especial en la serotonina. Estos fármacos actúan incrementando los niveles de serotonina en las células del cerebro.
La psicoterapia, también conocida como terapia de conversación o terapia psicológica, ayuda a enseñar nuevas formas de pensar y de comportarse, y cómo cambiar los hábitos que podrían estar contribuyendo a la depresión. Existen diferentes tipos de psicoterapias que pueden ser efectivas para tratar la depresión, como la terapia cognitiva conductual o la terapia interpersonal.
En casos extremos, cuando una persona con depresión grave no responde a los medicamentos antidepresivos, se podría recurrir a la terapia electroconvulsiva. Aunque sigue siendo una técnica controvertida, considerada obsoleta y potencialmente dañina por muchos profesionales de la salud mental, diversos estudios han demostrado que es eficaz en episodios depresivos graves y en depresión resistente, sólo apta en situaciones agudas de riesgo de suicidio o en pacientes con grave deterioro orgánico.
Considerada el mal del siglo XXI, la depresión afecta a cerca del 4,4% de la población mundial y es la principal causa de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo en su vida.
No aislarse, buscar grupos de ayuda o aprender maneras de relajarse y controlar el estrés son consejos útiles para personas que estén pasando por esta difícil situación.
ÚLTIMOS AVANCES EN DEPRESIÓN
Algunos de los principales avances científicos en el tratamiento de la depresión están enfocados en la llamada depresión resistente o refractaria y en la forma en que cada persona metaboliza los fármacos, estudiando su diferente respuesta y reacción a los antidepresivos. Mediante la prueba farmacogenética se realiza un análisis de ADN para determinar qué medicamentos son los más adecuados para cada individuo y a cuáles tendrán intolerancia.
Otra línea de investigación son las terapias somáticas, que siempre deben asociarse con terapias farmacológicas. La Estimulación Magnética Transcraneal (EMT) es una técnica no invasiva que estimula el cerebro con ondas magnéticas mediante la modulación de neurotransmisores. Para obtener un buen resultado, se realizan 20 sesiones, inicialmente diarias.
Otra terapia posible es el uso de un aerosol nasal de ketamina, una sustancia derivada de la ketamina anestésica. Los antidepresivos tradicionales aumentan los neurotransmisores relacionados con el placer, mientras que este aerosol actúa sobre el glutamato (una molécula de red neuronal) al estimular áreas del cerebro que están vinculadas a las emociones.
En Estados Unidos, este medicamento fue aprobado en marzo de 2019 por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), el organismo regulador de alimentos y medicamentos. Allí sólo se administra bajo supervisión médica.
ASESORAMIENTO JURÍDICO Y LEGAL
En nuestro país cada vez es más frecuente que se solicite el reconocimiento de incapacidades permanentes por trastornos depresivos o de ansiedad. Esto representa una mayor sensibilización por parte de la sociedad y de los tribunales.
Por lo tanto, si vas a solicitar una incapacidad permanente absoluta por depresión, debes saber que los tribunales han reconocido estas situaciones con anterioridad.
No hay que olvidar que la depresión es una dolencia de difícil valoración, no sólo por su falta de diagnóstico objetivo (los informes de los especialistas médicos pueden llegar a ser confusos y dar lugar a disparidad de criterios), sino también por la falta de acreditación de la limitación funcional. Con todo, por parte de los tribunales hay una tendencia cada vez más generalizada a considerar la depresión como secuela de carácter invalidante.
Sin embargo, se reservan esta calificación para los casos más graves de depresión. Por ello será necesario que un facultativo te haya diagnosticado un trastorno depresivo mayor. Además, en los informes médicos deberán constar fehacientemente los impedimentos y disfunciones derivadas del proceso patológico, dejando claro que impiden el desarrollo de las funciones laborales. De ahí la importancia del informe pericial psicológico en estos casos.
La base sobre la que se apoya el peritaje psicológico es la comparación entre los requisitos de las funciones básicas de la profesión u oficio y el perfil de las capacidades individuales del trabajador para desempeñar dichas funciones. Este informe psicológico pericial se podrá utilizar como una prueba más en el caso de no obtener el resultado esperado por vía administrativa y sea necesario recurrir a la vía judicial.
También conviene recordar que los trastornos depresivos y/o de ansiedad muchas veces van asociados al padecimiento de otras patologías que provocan los mismos, y, por lo tanto, a la hora de valorar las secuelas hay que hacerlo como suma de afecciones.
Los especialistas clínicos que atienden en una consulta deben conocer los entresijos legales para elaborar informes que ayuden a la Administración y a los tribunales a comprender si la enfermedad mental de un trabajador le incapacita para continuar en su puesto de manera irreversible.
Para que se conceda una incapacidad permanente absoluta por depresión es necesario que el proceso sea considerado crónico. También se valorará la falta de mejora ante los tratamientos, las limitaciones funcionales y la presencia de intentos autolíticos o su riesgo.
Jurisprudencia incapacidad permanente absoluta por depresión
En España hay jurisprudencia y en Fidelitis tenemos casos ganados en vía judicial de incapacidad permanente absoluta por depresión en los que se reconoce un cuadro incapacitante. Para lograrlo, eso sí, harán falta informes periciales e incluso la declaración de un perito judicial, ya que el INSS suele denegarlo en primera instancia.
Consejos para pasar un Tribunal Médico por depresión
Si a causa de tu depresión has encadenado sucesivas bajas laborales, lo más probable es que sea el mismo Instituto Nacional de Seguridad Social el que te cite para pasar el Tribunal Médico con objeto de clarificar si tu situación está cronificada. En tal caso, el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) determinará si el proceso reviste la suficiente gravedad como para justificar una incapacidad permanente. En estos casos te recomendamos que te pongas en contacto con abogados especialistas en incapacidad laboral por depresión porque, por supuesto, el INSS no va cuidar por tus intereses como lo harías tú mismo y lo más probable es que te quieran dar el alta médica.
Si es la primera vez que te enfrentas a un Tribunal Médico, probablemente estés nervioso. Para que sepas en qué consiste y vayas más calmado a la cita, te recomendamos leer este post donde te damos varios consejos para pasar un Tribunal Médico por depresión.
Lo más importante es que acudas con todos los informes periciales psicológicos bien preparados, que respondas a todas y cada una de las preguntas que te haga el médico evaluador y que seas sincero y coherente con tu enfermedad, sin rebajar la importancia de tus síntomas, pero sin exagerarlos.
Revisión de incapacidad permanente absoluta por depresión
Una vez se te reconozca la incapacidad permanente puede que te sometan a revisiones periódicas para comprobar que no has mejorado. La primera suele producirse entre 1 año y 2 años desde la resolución.
Así también, si en algún momento se determina que has recuperado tu capacidad laboral total o parcialmente, se te podrá retirar la incapacidad permanente o degradarla; y a la inversa: si has empeorado, se podría subir el grado hasta incapacidad permanente absoluta.
Por lo tanto, recuerda, si has sufrido algún tipo de agravamiento en las secuelas o han aparecido nuevas patologías asociadas que empeoran tu calidad de vida, puedes solicitar una revisión de incapacidad permanente absoluta por depresión para conseguir una gran invalidez.
En Fidelitis contamos con los mejores abogados especialistas en incapacidad permanente. Puedes consultarnos tus dudas y te responderemos en la mayor brevedad posible.
Grado de minusvalía por depresión y ansiedad
Además de la incapacidad permanente, también existe el derecho a solicitar un grado de discapacidad (antiguamente llamado grado de minusvalía) para acceder a prestaciones económicas y derechos sociales. Esto lo conceden los Equipos de Valoración y Orientación (EVO) de cada Comunidad.
Se reconocen 5 grados de discapacidad:
- Clase I (0% de discapacidad): sintomatología aislada que no supone disminución funcional.
- Clase II (discapacidad leve: 1% - 24%): el afectado tiene capacidad para llevar una vida autónoma, o dicha capacidad está levemente disminuida, conforme a lo que se podría esperar para su edad y condición. Es capaz de mantener una actividad laboral normalizada y productiva excepto en etapas en las que aumenta el estrés, necesitando reposo laboral e intervención terapéutica.
- Clase III (discapacidad moderada: 25% - 59%): restricción moderada en la realización de las actividades cotidianas y las relaciones sociales, y disminución en la capacidad para desempeñar un trabajo remunerado.
- Clase IV (discapacidad grave: 60 - 74%): importantes restricciones y dificultades en las actividades de la vida cotidiana con capacidad laboral gravemente disminuida. Precisa de supervisión intermitente en ambientes protegidos y control total fuera de ellos.
- Clase V (discapacidad muy grave: >75%): incapacidad total para cuidar de sí mismo y desempeñar cualquier actividad laboral, necesitando ayuda de terceras personas.
Certificado de discapacidad por depresión
Si padeces un trastorno depresivo mayor, tal vez podrías solicitar el certificado de discapacidad. En primer lugar te citarían para pasar el reconocimiento médico ante el Equipo de Valoración y Orientación (EVO). Tratándose de una discapacidad psíquica, habrá un psicólogo que evalúe tu estado de salud mental. Pasado un mes recibirás una notificación con el grado de discapacidad otorgado.
A partir de un grado del 33%, se te concedería el certificado de discapacidad, que representa numerosas ventajas: desde asistencia sanitaria y prestación farmacéutica hasta la exención en determinados impuestos, pasando por la titularidad de la tarjeta de movilidad y estacionamiento o el acceso a viviendas de protección oficial.
Si quieres solicitar el certificado de discapacidad por depresión, puedes consultar a nuestros abogados especialistas en discapacidad.
FAQs sobre incapacidad, grado de discapacidad y otros por depresión
¿Aún te quedan dudas en materia jurídica y legal? Respondemos a tus preguntas.
Como cualquier enfermedad, lo que determina el tipo de incapacidad laboral es cómo afectan las secuelas a tu capacidad para trabajar.
Como hemos dicho anteriormente, en nuestros días se han obtenido sentencias favorables de incapacidad laboral por depresión. Cuando el INSS ha concedido la incapacidad, la mayoría de las veces ha consistido en una incapacidad permanente total para la profesión habitual, y en algunos casos, la mayor parte en vía judicial, una incapacidad permanente absoluta. También es verdad que, en multitud de ocasiones, la depresión suele venir acompañada de otras patologías que pueden agravar el estado de salud de la persona afectada, alcanzando en algunos casos graves una Gran Invalidez.
Si ha existido algún tipo de agravamiento de las secuelas de la depresión o has desarrollado una nueva patología, puedes solicitar una revisión de grado por agravamiento para obtener la absoluta o la gran invalidez, de modo que tu pensión se vería incrementada sensiblemente.
El importe de la pensión depende del grado de incapacidad laboral que obtengas. Si se trata de una total el cálculo se realiza sobre las bases de cotización de los últimos 8 años y, por ejemplo, si tu salario bruto ha sido de 1.500 euros al mes de media, entonces cobrarás una pensión del 55% de los 1.500 euros; es decir, 825 euros brutos, y del 75%, es decir, 1.125 euros brutos, a partir de los 55 años si no estás trabajando en otro empleo que sea compatible con la pensión.
Si se trata de una absoluta el cálculo se realiza igual que en el caso anterior, así que con el mismo ejemplo de salario entonces cobrarás una pensión de 1.500 euros netos ya que no está sujeta a retención.
En el caso de obtener una gran invalidez (cuando concurran otras patologías), además del importe de la absoluta, cobrarás un complemento de mínimo el 45% y hasta un 90% aproximadamente. Es decir, si nos fijamos en el ejemplo anterior, una persona que haya estado cotizando de forma estable en base a 1.500 euros puede llegar a cobrar una pensión de mínimo 2.175 euros y hasta aproximadamente 2.850 euros.
Además, si una persona ha estado cotizando las bases máximas de cotización, las pensiones por gran invalidez pueden superar incluso los 4.500 euros, ya que, aunque la pensión máxima para 2024 es de 3.181,60 euros netos, el complemento de gran invalidez se calcula sobre la base de cotización, así que podemos obtener pensiones de un altísimo valor económico para una gran invalidez y, por supuesto, tampoco están sujetas a retenciones.
En el caso del grado de discapacidad, lo que se mide es cómo te afectan las secuelas de la enfermedad a todos los aspectos de tu vida diaria, desde que te levantas hasta que te acuestas, incluidas tus relaciones laborales, sociales, familiares, etc.
En este caso dependerá del grado de avance de la enfermedad y de sus secuelas, pero lo normal es que con un trastorno de depresión mayor se pueda obtener el mínimo del 33%, y en los casos más graves, cuando además de la depresión concurren otras patologías, se pueda incluso alcanzar o superar el 65%.
Nuestros abogados especialistas en discapacidad te asesorarán sobre cualquier duda legal que te pueda surgir.
La dependencia mide cómo afectan las secuelas de la enfermedad a la realización de los actos básicos de tu vida diaria: higiene, alimentación, desplazamiento, etc., así que, en los casos avanzados de la patología, cuando además concurren otras patologías, se puede obtener cualquiera de los 3 grados de dependencia; esto es, dependencia moderada, severa o gran dependencia.
No, la empresa no se va a enterar de que estás tramitando la incapacidad laboral, excepto que tú mismo se lo digas y, por supuesto, no estás obligado a informar de que la estás solicitando. Es una información absolutamente confidencial.
No es obligatorio esperar a agotar los plazos de la baja médica para solicitar la incapacidad laboral; es más, es preferible no esperar a agotarlos, ya que, de esta manera, si la solicitud la haces tú sin esperar a que la inspección intervenga, serás tú mismo quien tenga el control de tu expediente sabiendo en cada momento qué documentos quieres presentar en la solicitud, etc.
Lo que sí es siempre recomendable es que estés muy bien informado de los pasos a seguir y qué documentos te favorecen y cuáles no y, a ser posible, que te pongas en manos de abogados especialistas en incapacidad laboral permanente.
Sí. Si aún no has cumplido los 65 años, puedes solicitarla, y además están en la obligación de dártela y, por lo tanto, lo normal es que obtengas una pensión superior a la que estás cobrando actualmente.
En el caso de haber superado los 65 años de edad se podría intentar, pero el caso se complica y habrá que acudir con absoluta seguridad a los tribunales de justicia siempre que podamos demostrar que el hecho causante es anterior a la edad legal de jubilación.
Gracias a una reciente sentencia ganada por Fidelitis en el Tribunal Constitucional se ha conseguido garantizar este derecho, de tal manera que aunque estés jubilado por coeficientes reductores, si no has alcanzado la edad legal de jubilación, puedes solicitar una incapacidad permanente.
Es preciso señalar que tanto la Seguridad Social como los Juzgados de primera instancia del TSJ y del Tribunal Supremo querían cercenar este derecho, pero nuestra lucha y nuestro compromiso en lo que creemos hizo que llegáramos hasta el Tribunal Constitucional, momento en el que nos dieron la razón.
Aquí tienes más información sobre jubilación anticipada por enfermedad crónica.
El Real Decreto de marzo de 2019 trata sobre la adaptación del puesto de trabajo e insta a hacer un esfuerzo para que las personas que sufren una determinada enfermedad (en este caso, depresión) traten de obtener mejoras en sus puestos de trabajo en términos de flexibilidad horaria, teletrabajo, adquisición de herramientas tecnológicas, mayor luminosidad, etc., pero la realidad es que se trata de un traje a medida para cada trabajador y empresa.
En estas circunstancias se abre un espacio de negociación con el empresario que debe demostrar que ha realizado sus máximos esfuerzos para realizar dicha adaptación, pero no significa que para ello deba hipotecar, por ejemplo, su viabilidad financiera.
Por este motivo, lo mejor es hacer un análisis pormenorizado de las necesidades y de las posibilidades de la empresa para tratar de llegar al mejor escenario posible para el empleado acorde con las posibilidades de la empresa.
La Ley General de la Seguridad Social dice exactamente que puedes hacerlo siempre y cuando tu nuevo trabajo esté especialmente adaptado a las secuelas de tu enfermedad.
Si tienes una total no hay problema. Lo único que no puedes hacer es desarrollar las mismas tareas que hacías en el trabajo que desarrollabas cuando te dieron la incapacidad laboral.
Pero en el caso de la absoluta o la gran invalidez, la experiencia nos dice que puedes hacerlo únicamente en centros especiales de empleo que, efectivamente, cumplan con estos requisitos y, además, realizando obviamente los trámites adecuados ante la Administración para compatibilizar pensión por incapacidad laboral y nuevo empleo.
Claro que puedes denunciarlo. Además, debes hacerlo para tratar de que no les suceda a otros en el futuro. Dependiendo del tipo de discriminación a la que hayas sido sometido, el procedimiento y el organismo es diferente, desde Instituciones Públicas como Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, etc., pasando obviamente por llevar al infractor ante los tribunales de justicia.
El acoso laboral es otro tipo de discriminación que, además, dependiendo del grado, puede incluso estar tipificada como delito penal.
Lo primero que debes hacer es documentar el acoso con todo el material del que dispongas (emails, grabaciones, testimonios, etc.) para, a continuación, ponerlo en manos de un abogado especialista en acoso laboral que te ayude a poner fin al hostigamiento y te proteja dentro de tu entorno laboral.
SENTENCIAS GANADAS SOBRE DEPRESIÓN
Incapacidad permanente absoluta por depresión
Te contamos el caso de cómo ayudamos a una persona de 58 años, diagnosticada de depresión mayor moderada y cuadro de ansiedad.
ASOCIACIONES CON LAS QUE COLABORAMOS
En Fidelitis colaboramos y prestamos cobertura jurídica a las principales asociaciones españolas de depresión.
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