Una enfermedad o trastorno mental es una alteración de índole emocional, cognitiva y/o del comportamiento que afecta a procesos psicológicos básicos como la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, el aprendizaje y el lenguaje. Esto dificulta a quien la padece la adaptación a su entorno laboral y social, creando alguna forma de malestar subjetivo.
Por lo general, en la aparición de la mayoría de enfermedades mentales confluyen factores biológicos (alteraciones bioquímicas y metabólicas), ambientales (accidentes, sucesos trágicos y luctuosos, etc.) y hereditarios (predisposición genética).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los trastornos mentales se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones sociales.
Hasta hace relativamente poco tiempo este tipo de patologías ni siquiera eran consideradas como motivo de baja laboral, pero la creciente sensibilización y concienciación hacia los problemas de salud mental, cada vez más presentes en nuestra sociedad, han hecho que sean reconocidas como causa de incapacidad. De hecho, hoy en día cada vez son más las sentencias judiciales que conceden una incapacidad permanente por trastorno mental o trastorno de la personalidad.
Como es bien sabido, la salud mental repercute en nuestras relaciones personales, sentimentales y familiares. Y otro tanto ocurre con nuestra capacidad para trabajar. En muchas ocasiones, sufrir un trastorno mental o de la personalidad puede resultar incompatible con el ejercicio de una determinada profesión u oficio.
Según datos de la Confederación Salud Mental España, entre el 2,5% y el 3% de los adultos en nuestro país padece una enfermedad mental grave, lo que representa más de un millón de personas. Si a esto sumamos los trastornos mentales leves, el porcentaje de afectados asciende al 9%.
Cuando hayas solicitado la incapacidad permanente y te vayas a enfrentar a un Tribunal Médico, es muy importante que acudas con un informe pericial psicológico muy riguroso y detallado, donde consten fehacientemente los impedimentos y disfunciones derivadas de tu patología, dejando a las claras que impiden el correcto desarrollo de las funciones laborales. De ello dependerá el éxito del proceso.
Para no cometer errores iniciales que luego puedan condicionar o lastrar el resultado, te recomendamos encarecidamente ponerte en manos en unos abogados especialistas en incapacidades laborales.
Lo primero que hay que decir es que no existe un listado oficial de trastornos mentales por los que se conceda una incapacidad permanente, ya que en última instancia dependerá de cómo afecte al individuo en el desempeño de su profesión habitual, pero los tribunales de nuestro país han reconocido las siguientes enfermedades como incapacitantes y merecedoras de una pensión en algunas de sus sentencias.